miércoles, 24 de febrero de 2010

TEORIA DEL APEGO


En lo esencial, la teoría del apego sostiene que en el caso de la especie humana, las crias tenderán a la aproximación o evitación de la figura materna (o de un adulto significativo) en función del tipo de interacción que la madre realiza con la misma. Así, las madres que atienden de forma adecuada las necesidades de sus bebés, estando siempre disponibles y cariñosas, producirán un tipo de individuos "seguros". Aquellas madres que no atienden o incluso rechazan a sus crias en su primera infancia, harán que éstas se comporten siguiendo un patrón evitativo. Finalmente, aquellas madres ambivalentes, que en determinados momentos son accesibles y próximas y en otros lejanas y/o rechazantes, producirán en sus crías un tipo de apego "ansioso".


Hacia finales de los ochenta, la teoría del apego comenzó a utiizarse como descripción de patrones característicos de las relaciones amorosas adultas, gracias al trabajo pionero de Shaver y Hazan, (1987).


Imaginemos que comienzas una relación de pareja. Inicialmente, la atracción que esa persona te despierta te moverá a aproximarse a ella. Pero el otro puede aceptarte o rechazarte. Por lo que desde el principio se produce una situación de aproximación-evitación. En el conjunto de tus relaciones afectivas, has podido vivir esas dos circunstancias, aspectos positivos y negativos de las relaciones, éxitos o fracasos. Pero, además, esos aspectos "negativos" has podido vivirlos con una mayor o menor carga de ansiedad. No es lo mismo la ansiedad de un abandono de la pareja que la que puede producir una situación de maltrato físico o psicológico.


Una persona que haya obtenido gratificación y seguridad en sus relaciones, tenderá a aproximarse y a disfrutar de las mismas: son las personas "seguras". Si, por el contrario, la persona ha vivido malas experiencias en sus relaciones afectivas, empezará a desarrollar un cierto patrón de aproximación-evitación. Si simplemente ha tenido malas experiencias por pérdidas o desamor, es posible que predomine el componente de aproximación junto con la ansiedad por la pérdida de la pareja, dando lugar a amantes "ansiosos". Si las malas experiencias continuan o fueron inicialmente muy intensas, es posible que el componente evitativo empiece a predominar sobre el aproximativo, pero, además, persista la ansiedad:son las personas "elusivo/temerosas". En una fase final, o tras experiencias muy traumáticas es posible que la persona evite siempre la relación afectiva íntima (no necesariamente la sexual) y no tenga por lo tanto nada de ansiedad. Son las personas de estilo "evitador distante".


El apego "evitador distante"

En una última fase, o como consecuencia de experiencias muy traumáticas, el adulto humano puede rehuir sistemáticamente cualquier relación amorosa. Aparentemente seguros y distantes, estos individuoas suelen caracterizarse por una total ausencia de sintonía emocional con sus parejas, parejas a las que abandonan con suma facilidad sin sentir gran sensación de pérdida. Sexualmente son de una moderada promiscuidad, dado que, incluso prefieren, en muchos casos evitar el sexo por los peligros emocionales que conlleva...Evidentemente, se trata de personas con un serio trastorno de su afectividad.


Personalmente me inclino a pensar que los patrones comportamentales descritos anteriormente deben considerarse arquetipos que sólo son trasladables a las relaciones sentimentales reales si tenemos en cuenta ciertas consideraciones:


1)Probablemente, la relación temprana infantil determina un "rasgo de personalidad" que puede afianzarse o no durante la adolescencia. 2) Las relaciones de pareja se ven influidas y cambian con la propia experiencia del sujeto en su biografía amorosa. 3) Una persona puede tener determinados rasgos de un estílo y otros de otro. O incluso puede interaccionar con estilos diferentes en función de las características de la pareja. 4) Los estilos de apego inadecuados son modificables, mediante una buena terapia psicológica (en caso de grave trastorno emocional o clara infelicidad del sujeto), o a través de experiencias positivas de pareja.


El apego "ansioso" Estos sujetos soportan mal la soledad, suelen ser muy dependientes de sus parejas, a las que prodigan una gran cantidad de cuidados. Pero suelen ser exigentes y a menudo sienten celos, y/o miedo a perder la relación. Inseguridad, dificultad para vivir sólos y dependencia emocional de la pareja suelen ser las características específicas. Generalmente suelen implicarse afectivamente de inmediato tras una serie de relaciones sexuales satisfactorias, no siendo muy promiscuos dado que suelen "agarrarse a un clavo ardiendo" y tratan de asentar las relación con cualquiera que les haga caso.


El apego "seguro"

Estos adultos se muestran autónomos y pueden vivir en soledad sin problemas, aunque no rehuyen una relación afectiva y la aceptan cuando se presenta la ocasión. Aman y se dejan amar y, si por cualquier circunstancia la relación se acaba, se recuperan razonablemente bien de la pérdida. Se muestran más capaces de formar pareja, abrirse emocionalmente y llegar a compromisos. Generalmente prefieren las relaciones sexuales con personas con las que previamente han intimado y/o guardan una cierta relación afectiva. En términos generales son las personas ideales como parejas.


UNA CONSIDERACION FINAL

Sea como sea tu pareja, deberías aceptarla, si su comportamiento entra dentro de los límites razonables. Al igual que no puedes rechazar a alguien por ser rubio, moreno, gordo o bajito (dentro de ciertos límites que siempre sean positivos, es obvio)

Amar es aceptar. Amar es un verbo transitivo, que tiene una hermosa forma reflexiva: "amarse".

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